Consejos para jugadores II - Crear una personalidad

 

Estimados damas y caballeros.

Seguimos con una serie de consejos para ayudar a aquellos jugadores novatos que acaban de entrar en el maravilloso mundo del rol, o para incitar a la reflexión y al debate a los que ya llevan una trayectoria lúdica. Recuperamos una entrada de mi anterior blog para hablar sobre cómo dotar de personalidad a nuestros PJ, es decir, una serie de trucos para darles vida y dinamismo en nuestras partidas.

1. Crea primero la historia y luego la ficha:

Como director de juego, y me imagino que muchos otros igual, suelo hacer un resumen de la campaña que vamos a jugar y hablo del sistema que se va a usar. Ahora tú, como jugador, coge todos estos datos y piensa en quién te gustaría ser y qué papel desearías interpretar. A veces es tan sencillo como buscar un personaje de una película, un libro, un comic e intentar encajarlo en lo que te ha contado tu director. Otras veces el contexto de la campaña te recuerda a una canción y quieres hacerte un personaje que refleje los sentimientos que te han surgido. Incluso puede que quieras ser el que dice una frase famosa, tipo:

2. Nadie es perfecto:

Asúmelo, llevar un héroe de moral intachable, sin puntos débiles y que todo le sale perfecto es aburridísimo. ¡Hasta Superman flaquea y se enfada! En muchos juegos, el propio sistema te obliga a cogerte una serie de defectos, o te los ofrece a cambio de más ventajas o puntos de construcción del personaje. Aprovéchalos. El PJ cuyo nombre uso de pseudónimo, Adam Graves, es un investigador que me hice para La Llamada de Cthulhu: es viejo, cojea desde un accidente en una partida y fuma como un carretero, hasta el punto de tener amarillentos varios pelos del bigote y parte de los dedos por culpa de la nicotina. 

Esto le hace ser bastante gruñón a la hora de exponerse al peligro. Sin embargo, genera un drama a la hora de interpretar: ¿me niego a ir o sigo a esos insensatos otra vez a luchar contra el mal? Los demás jugadores tienen que convencerme para ayudarlos, y yo me tengo que negar hasta cierto punto, dando lugar a comedia, pactos de amistad... etc.

Por otro lado, llevé una vez una campaña de superhéroes y el más interesante de todos era Átomo. Un tipo que había obtenido la capacidad de manipular los átomos, pero esto le daba una percepción del mundo inhumana, como si un dios mirara a una hormiga. Ya no miraba a sus compañeros como almas humanas, sino como materia viva, y eso creaba fricciones en el grupo. También me motivaba como director a crear villanos capaces de pararle los pies, incluso alguno de los héroes se planteó la forma de detenerlo, por si un día se volvía contra la humanidad.

Aunque estaba inspirado en Superman y en él, al menos Átomo iba bien vestido...

3. El nombre es muy importante:

Tanto que deberá ser recordado años después, mientras os tomáis unas cervezas en un bar y os reís de sus chapuzas y os maravilláis con sus hazañas. Da igual si lo coges de un libro, un juego o una película, las palabras tienen poder, y el nombre es vital. He interpretado pocos personajes y dirigido a muchos, pero siempre recordaré al Príncipe Fulgrim (aunque sé que su nombre es del universo Warhammer 40.000), al taimado Léanal (un Tiefling muy listo, y uno de los PJ que me inspiró a la hora de escribir la entrada de los personajes malvados), la clériga Drace (y su dicotomía entre servir a su Imperio y ayudar a los héroes) y a Duncan (un miembro del Culto al Éxtasis, drogadicto irremediable, con una cachimba mágica que le permitía ver el futuro y un Avatar con forma de pollo hindú sagrado).

Los héroes, aunque tengan un bagaje emocional complicado o una historia previa turbia, son dueños de nombres potentes, que representen su personalidad y sus intenciones, y fáciles de recordar y pronunciar.

4. Cambiar la voz hace milagros:

No todos somos Carlos Latre ni Matthew Mercer, admitámoslo. Partiendo de aquí, elevar el tono o bajarlo puede marcar la diferencia. Si eres un tipo duro, un lobo solitario, habla bajo y di mucho con pocas palabras. Un gruñido y una mirada dicen más que acordarse de la familia de alguien en términos negativos. Por el contrario, si eres un tipo encantador, tienes que usar palabras grandilocuentes, nunca ir por la vía directa e incluso agudizar un poco el tono, que no les dé miedo oírte. También puedes usar algún gesto de tu personaje: si fuma, coge el lápiz que estás usando para anotar los puntos de vida y colócalo en tu mano como si fuera un cigarro. Si tu personaje es tímido, juguetea con tus manos y mira a la ficha en vez de a los demás. 

Con pocos rasgos se crea un personaje completo. No somos actores de método, venimos a pasárnoslo bien contando una historia colectiva.

5. Su historia se centra en sus momentos de gloria, pero también en sus momentos de mierda:

Si tu héroe llega, desface el entuerto sin despeinarse y se lleva la absoluta admiración de los aldeanos, algo raro pasa. Los grandes personajes con historias increíbles fracasan bastante más de lo que triunfan. Tienen cicatrices de crueles batallas pasadas, sufren humillaciones públicas por parte de los antagonistas, ven como otro grupo se lleva el tesoro que están buscando delante de sus narices y no pueden hacer nada. Hasta que llega el clímax, hasta que derrotan al malvado que mató a su padre, demuestran las actividades ilegales del conde frente a la corte o recuperan el tesoro mientras se hunde el barco de sus rivales.

Poniendo un ejemplo de mis jugadores, Fulgrim, un orgulloso príncipe Eladrín, lo perdió todo: su familia y su reino en una maniobra orquestada por un Drow vengativo. Tuvo que rebajarse a aceptar trabajos de mala muerte fuera del reino feérico para poder subsistir, pero en un momento de la campaña todos disfrutamos cuando su hoja quitaba la vida de aquel Drow.

Algo así debían ver las víctimas de Fulgrim antes de morir...

Abraza tus derrotas y úsalas para edulcorar a tus épicas victorias.

Y con esto termino mi serie de consejos para dotar de personalidad a sus PJ. Espero que sean de su agrado y cualquier comentario, opinión constructiva o sugerencia será bienvenido.

Suyo afectísimo, para Pifias & Rol.

Adam Graves.

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