Crónicas Vampíricas I - Unmenschlicher Hunger

Estimados damas y caballeros.

Sean bienvenidos una noche más a Berlín. Acomódense y denle al play. He venido a contarles una historia...


En el año 1980, Berlín era una ciudad tumultuosa dividida en dos mitades por un muro. En 2018, lleva mucho tiempo unida, siendo una de las potencias económicas de Europa. Nuestra historia es un relato sobre el abuso del poder, sobre traiciones y conspiraciones maquiavélicas, sobre inocentes manipulados por mentes perversas y sobre monstruos que viven al cobijo de las sombras de la noche, alimentándose de sangre y esperanzas humanas. ¿Recuerdan que he venido contarles una historia? Sí, una de vampiros. 

En 1980, Lisbeth, Noah y Sophie se despertaron en un oscuro sótano con un fuerte dolor de cabeza y un frío que les helaba hasta el alma. Los incesantes latidos de los otros cautivos sonaban en sus cabezas como un cántico delator de su nueva condición no humana, pues Noah, hoy en día, jura y perjura que le aterró pensar que le apetecía alimentarse de una niña. Lisbeth perdió la paciencia y arrancó de cuajo la portilla del sótano donde estaban encerrados para hallar un infierno en llamas. Una reacción bestial, incontrolable; un recién adquirido miedo se apoderó de ella y corrió rugiendo entre los crueles abrazos del inagotable fuego. Noah, por otro lado, cargó con la inconsciente Sophie y derrumbó una pared débil del sótano de un empujón. Se sorprendió de haberlo logrado sin hacerse daño. A la salida, huyeron en el taxi de Noah hasta que el ansia por beber sangre se apoderó del conductor y pidió a los que no mostraban estas reacciones que se bajaran. Un policía, llamado Wilhelm Kaiser, una madre y su hija salieron de aquel taxi y salvaron la vida, al menos por esa noche. Lisbeth sugirió que se refugiaran en la iglesia Nikolaikirche, donde vivía el Padre Schmitt, un extraño amigo para una punk como Lisbeth, que ahora temía a las cruces.

El padre Smith, un valioso aliado de nuestra coterie.

Un carromato de gitanos se detuvo cerca del camposanto y una de ellos, Natalia, les reveló que eran vampiros.

Natalia, una Ravnos que apiadó de nuestros vástagos recién convertidos...

En Berlín Oriental gobernaba la Camarilla, una secta feudal dirigida con mano de hierro por un sujeto que se hacía llamar el Príncipe Breidenstein. Les podría querer muertos porque su nacimiento suponía una violación de las Tradiciones. Decididos a sobrevivir, Natalia les propuso un pacto: le deberían un favor a cambio de facilitarles la huida al Berlín Occidental, donde gobernaban los Anarquistas, cuya filosofía es “el buey solo bien se lame”. Quizás fuera una manera de poder llevar su no-vida con total libertad, quizás fuera mejor hincar la rodilla, no lo tenían claro. En dos días, un tren les salvaría de las garras de Breidenstein, pero tenían que sobrevivir hasta entonces.

Gustav Breidenstein, Príncipe de Berlín Oriental y la pesadilla de nuestra coterie...

Mientras se acostumbraban a la noche eterna, descubrieron que el siniestro caballero que les durmió la noche anterior a su conversión, un tal Herr W., se reunía con otros de la Estirpe y varios humanos neonazis en el Palacio de Köpenick. 

Frederick Werther del Clan Tremere, nuestro Herr W., antagonista y creador de los protagonistas.

Se infiltraron en la reunión de una secta conocida como El Último Reich, cuyo objetivo era provocar la ira de un Justicar de la Camarilla llamado Karl Schrekt. Para ello, romperían la Mascarada (revelando la presencia de los vampiros al mundo) para extender el caos, la guerra entre los dos bandos y tomar el control de la ciudad desde sus cenizas. Su objetivo es crear una sociedad en la que los vampiros la gobiernan ya que, según ellos, son superiores.

Cuando la justicia de la Camarilla posa su mirada sobre una ciudad, corre la sangre y el fuego. Karl Schrekt le tiene mucha tirria a Berlín, es mejor que no lo provoquen.

La coterie le prendió fuego al palacio, que resultó ser un Elíseo: un lugar de reunión política y social de la Camarilla, lo que les hizo ganar buena fama entre los Anarquistas y un billete a la libertad a cambio de ser leales al Barón Wilhelm Waldburg.

Dicen que el Barón de Berlín Occidental es un tipo enrollado, ¿será verdad?

Un Nosferatu llamado Ellison se apareció ante ellos con el mensaje del Barón. Lisbeth decidió meterle un tiro en el pie al contemplar tal horrible monstruo. Ellison se rio y les dijo que ahora le debían un favor a cambio del mensaje: los Anarquistas colaborarían con Natalia y les proporcionarían un vagón donde subirse para huir de Berlín Oriental.

Todos entendemos a Lisbeth, ¿verdad?

Finalmente consiguieron subirse al vagón y escapar de Berlín Oriental con un sabor amargo. Ya le debían favores a Natalia y a Ellison, además de la lealtad al Barón Waldburg. Una vez allí, Wilhelm les puso en contacto con un hechicero de la sangre llamado Maxwell Ldescu.

Maxwell Ldescu, determinante en el destino de la coterie.

El Tremere Anarquista se comprometió a hacer un ritual que le diría a qué Clan pertenecían Lisbeth, Noah y Sophie. Siendo respectivamente dos Brujah y una Malkavian. A cambio, en un futuro les pediría que le devolvieran el favor. Parece que la libertad se compra encadenándose a los demás. Aquí terminaría nuestra historia, pero los actos tienen consecuencias. Nos vemos en 2018, en la campaña de Vampiro: La Mascarada que hemos bautizado como Der Vampyr...

Suyo afectísimo para Pifias & Rol,

Adam Graves.

PD: ninguno de los jugadores ni el director de la crónica comulga con las ideas representadas por los personajes de esta crónica.

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