Batallitas roleras II - El paladín a la taza.
Estimados damas y caballeros.
Hoy les voy a relatar una anécdota de cuando empecé a jugar al rol. Les reemito a la otra batallita, en la que comenté que comencé mis andanzas con D&D 3.5 gracias a una amiga de la universidad que me invitó a su grupo. Le pedí a un amigo mío que viniera conmigo, pues era en otra ciudad y hace poco que me había sacado el carnet, así me sentía más seguro al volante. También he de decir que yo era bastante tímido, por lo que lo usé como escudo social... En fin, que me lío, vamos al grano. El máster nos hizo dos PJ: yo era un guerrero humano y mi amigo era un paladín semielfo, aquí es donde empieza:
¡El paladín a la taza!
"Eh, pero es que mi personaje es así."
¿Cuántas partidas habrá reventado esa frase, eh?
Al ver nuestros presos, nos hicieron una oferta por ellos. El paladín se negó, no porque fueran esclavistas, ojo, sino porque no aceptaba un sueldo. Los esclavistas le dijeron:
Contra todo pronóstico, el paladín aceptó. Todos alucinábamos (yo me reí incluso) porque era muy evidente por la descripción del puesto, las condiciones de los esclavos y la forma en la que analizaron a aquellos medianos (les miraron hasta los dientes) de que eran gentuza de la peor calaña, pero el paladín aceptó. El máster, empezando a estar molesto por la hipocresía de nuestro caballero de la justicia, le hizo saber que los tipos tenían una pinta verdaderamente siniestra. Y el paladín contestó:
La mesa entera empezó a llorar de la risa. El máster le pidió entonces que hiciera una tirada de Sabiduría para ver si se daba cuenta del engaño...
¡y salió una pifia!
Puedo jurar que alguien se atragantó de la risa en este momento. Al máster no le quedó más remedio que claudicar, asumir que el personaje era así de tonto y darle unas piezas de plata como donativo. La partida continuó, pero hubo más "discrepancias" de este estilo (a veces cómicas, otras no tanto) a lo largo de la campaña.
Lo que yo recuerdo como una anécdota divertida en realidad fue una batalla de egos entre el máster y el jugador. Somos humanos y cometemos errores, pero hay que recordar que el rol es algo colectivo. Si tu PJ está causando problemas, echa el freno y mira como puedes encauzar tu interpretación. Si tu narración es demasiado rígida, corres el riesgo de que alguien decida trolearte. A veces es mejor dejar que los dramitas de los personajes fluyan y darles ese momento de relax, ya les conducirás de nuevo a la trama después.
Como siempre, espero sus comentarios y opiniones.
Adam Graves.
Maravillosa anécdota y gran lección 💚🥰
ResponderEliminarGracias, caballero. Anótesela para cuando sea máster.
EliminarNo estoy segura si el paladín me caería mal o si en realidad lo q pasa es que soy parecida a él... 😹 ¡Buena anécdota de todos modos!
ResponderEliminarSe arriesga a que la manden a la escuela de paladines, señorita 😜
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