Reflexiones IX - Actuar vs. Jugar al Rol

Estimados damas y caballeros,

Últimamente tengo una sensación que se me está enquistando en el alma rolera y, dejando la prosa elevada aparte, me gustaría compartirla con ustedes. Sé que esta entrada es subjetiva, pero de vez en cuando me sincero con mis lectores.

En estos años de disfrute rolero, he visto una tendencia a intentar emular el tipo de experiencia que ofrecen los creadores de contenido en distintas plataformas, ya sea visual o auditivo, y me encuentro con jugadores y directores que se preguntan por qué sus partidas no son así de emotivas, por qué es todo tan "soso" (no encuentro otra palabra mejor), por qué no les salen solas las palabras con el tono adecuado. Sencillo, porque no son ustedes actores de doblaje, ni yo tampoco. ¿De verdad es necesario aprender este oficio tan denostado en nuestro país (cuando tenemos unos profesionales de muchísima calidad) para disfrutar de un puñetero juego de rol?

Nada de eso importa cuando se juega al rol.

El contenido en Internet (especialmente Critical Role) es muy entretenido y, seamos honestos, le han hecho a la afición más popular al mostrarles lo inmersiva que puede ser la experiencia de jugarlo. De hecho, intentar que sus partidas lleguen a esas cotas de teatralidad y dramatismo que se ven en estos programas no es malo. Ahora, ¿realmente quieren ese tipo de experiencia? Tengan en mente que lo que se vive como público de este contenido es muy diferente de ser un participante activo en la mesa de juego.

Confundir estos conceptos les va a arrebatar la experiencia que quieren conseguir. Entiendan que no son el público cuando juegan al rol, ya que no hay, así que se están forzando a actuar en lugar de interpretar al personaje y darle vida al juego. Al final, se están perdiendo la ocasión de disfrutar lo que un juego de rol ofrece como canalizador. Un juego de rol no es una serie, un libro, una obra de teatro ni un pódcast. Es algo muy distinto en esencia. Mientras que ver este tipo de contenido les pone en posición de participante pasivo, es decir, disfrutan de una historia que les están contando, ser un personaje o el director de juego les pone en la piel de la gente que habita un mundo de ficción. No hay ningún guion ni nadie diciéndoles qué viene después. Cada uno de los miembros de la mesa decide qué cree que va a ocurrir después y los dados y las reglas muestran en resultado. Entonces, cuando son el público de este contenido, disfrutan de ver a un grupo de jugadores inmersos en una experiencia imaginativa y decidiendo qué hacen sus personajes. Por tanto, quitando esta fantasía del medio, si están pensando en ser más actor que jugador, se están perdiendo la auténtica experiencia inmersiva que ofrecen los juegos de rol.

En cambio, centrarse en la trama, las decisiones, las descripciones, etc. permite disfrutar de la partida y vivir la magia, aunque no se interprete bien al personaje.

Aparte, ustedes ya saben cómo sumergirse de lleno en la partida, meterse en un personaje y vivir en un mundo imaginario. De niños ya sabían hacerlo porque juegan a creerse y hacer creer que son otra persona, piensen en "papás y mamás", por ejemplo. La diferencia aquí es que ustedes, ahora que son mayores, son conscientes de que lo están haciendo. De niños, no había vergüenzas ni prejuicios a la hora de imaginarse cualquier cosa. Como adultos, son conocedores de las reglas de los géneros de ficción, así que deben combinar la sinceridad y espontaneidad de un niño con la concentración y el sentido común de un adulto.

Vivimos en una sociedad plagada por el cinismo y la ironía, dos cosas que deberían estar fuera de la mesa. Acepten que no están actuando para otros, sino que están ejercitando su imaginación para ustedes mismos. Una vez manden a tomar vientos todo lo que les molesta: si el personaje es creíble, cómo les ven los otros de la mesa, y si parecen tontos o no, podrán hacer que el mundo de ficción entre en su imaginación y, en ese momento donde lo irreal se vuelve real para ustedes, ahí están viviendo la experiencia real que ofrecen los juegos de rol. Ahí crearán entre todos algo que les parezca real. Lo que realmente deberían buscar es esa chispa, ese clic en el se alimenta la imaginación. 

A ver, por supuesto que actuar y jugar al rol son compatibles. Simplemente quiero dejar claro que jugar al rol es diferente en su estructura y enfoque. Para empezar, da igual qué juego de rol se use, todos tienen reglas y mecánicas de juego que sirven para emular las normas de un género de ficción y crear un mundo de ficción donde su personaje pueda vivir. Por tanto, ya que es un juego hay que aprenderse las reglas tanto dentro como fuera de la partida. No es una opción no hacer el esfuerzo. De hecho, saber lo que hace su personaje les ayudará a tomar decisiones de forma espontánea mientras lo interpretan.

De esta manera, sus personajes tendrán vida en lugar de ser un montón de números y palabras incomprensibles.

Además, pensar que un juego de rol que es "ligerito de reglas" es más fácil de jugar es una forma de engañarse a uno mismo. La gran malinterpretación es que las mecánicas estorban en la interpretación. Es una dicotomía falsa, otra idea que deben mandar a freír espárragos. Al igual que los actores tienen que aprenderse de memoria el guion, ustedes tienen que hacer lo mismo con las reglas del juego, y más si quieren experimentar la inmersión lúdica.

No tienen que hacer nada más para lograr la experiencia dramática que buscan. Paren de intentar dar la actuación de su vida a los demás jugadores y céntrense en sus personajes, su imaginación y apréndanse las mecánicas del juego.

Espero que les haya gustado mi reflexión de hoy.

Suyo afectísimo, para Pifias & Rol,

Adam Graves.

Comentarios

  1. Das en el clavo, de hecho muchas veces me da la sensación de que, cuando ves una partida "perfecta", en realidad parece haber un guión detrás, como si los jugadores de esas partidas supieran cuál es la línea que deben seguir, y esa exagerada sensación de fluidez, naturalidad y palabras y frases bien dichas sin ningún tipo de fallo lingüístico precisamente me hace sentir la desnaturalización de la improvisación y la vivencia de una experiencia como descubridores de una trama. Los juegos de rol tienen una experiencia que debería ser mayor en la mente que en la mesa, que se debe vivir más en la mente de uno que en la realidad. Noto ese esfuerzo por traer la imaginación a la realidad, y es tan alto ese esfuerzo que la imaginación acaba por irse a un lado dejando precisamente el hecho del sentido del rol completamente ajeno a dichas partidas. Literalmente, pasan a ser actividades de cuentacuento, que no es lo que se busca en el rol.
    En definitiva, lo normal es que si disfrutamos como espectadores de una partida "pobre", probablemente estemos siendo espectadores de lo que hay en una partida de rol de verdad, en la que nunca podremos ver o sentir lo que realmente está experimentando un jugador en lo profundo, que es lo bonito de los juegos de rol.

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    1. Muy de acuerdo. Hay que diferenciar entre rol para ser visto y rol para ser jugado.

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